¿QUE DEBERÍAMOS ENCONTRAR EN EL COMEDOR ESCOLAR?

En nuestro país, miles de niños comen a diario en el comedor escolar y alguien se para a pensar ¿que deberíamos encontrar en el comedor escolar? Solo se piensa en la cantidad de comida que se les ofrece, mientras que debería primar la calidad de los alimentos.

El mensaje que se está enviando no siempre es el más saludable

Los comedores escolares influyen notablemente en los hábitos alimentarios de nuestros peques, y, por ende, en su salud, teniendo en cuenta que, al año, comen aproximadamente 200 días en el cole.

No solo comemos para alimentarnos, sino que comer es también un acto social. Se producen influencias evidentes por parte del entorno, que marcarán de por vida la forma de alimentarse de la persona y consecuentemente el riesgo de padecer ciertas enfermedades en la vida adulta. Enfermedades, que, por desgracia hoy en día están tan normalizadas que ya no asustan, como el colesterol, la diabetes (el azúcar alto en sangre), la hipertensión… que, al año, producen más muertes debido a enfermedades cardiovasculares que el cáncer. En el caso de la infancia, ya hemos normalizado las caries, y no, no es normal que un niño tenga caries.

El comedor escolar tienen la gran responsabilidad de enseñar al futuro de nuestra sociedad lo que es normal comer y lo que no, de ayudar a crear los hábitos que, en gran parte, marcarán su vida, ya que un adulto sano, será un adulto más feliz. Si en el cole se ofrecen en el menú escolar lácteos azucarados, helados y otros postres azucarados, embutidos y carnes rojas, pan blanco, fritos… ¿Qué mensaje lanzamos a los niños y a las familias?

La respuesta de “se ha comido toda la vida y no ha pasado nada”, no es válida. Si que ha pasado y las cifras de enfermedades crónicas no transmisibles son mayores que nunca. Por primera vez en la historia los niños que nacen tienen una esperanza de vida menor a la de sus padres, algo se está haciendo muy, pero que muy mal.

Por lo tanto, ¿qué alimentos se deberían de ofrecer en un comedor escolar?

En primer lugar, los platos deberían de constar de una base de vegetales y estar acompañados de proteínas de buena calidad e hidratos complejos. Todos tenemos claro lo que son los vegetales, pero, ¿Qué son las proteínas de buena calidad y los hidratos complejos?  

  • Las proteínas se dividen en dos grupos, las de origen animal y las de origen vegetal, que han de estar equilibradas en su consumo semanal. Actualmente en nuestro país el consumo de proteína animal está muy por encima del de las proteínas vegetales, y eso se relaciona con problemas de salud como un aumento del colesterol sanguíneo o estreñimiento. Las proteínas de origen animal son: la carne, el pescado, los mariscos, los lácteos y los huevos; y las proteínas de origen vegetal son las legumbres (lentejas, garbanzos, soja, guisantes, habas, cacahuetes, altramuces…), los frutos secos y las semillas.
  • Los hidratos complejos son el pan, el arroz, la pasta, el cuscús… todos integrales, el maíz, la quinoa… ¿Por qué los cereales y sus derivados han de ofrecerse preferentemente en su versión integral? Porque los refinados están vacíos nutricionalmente hablando. Es en la última capa del grano donde se encuentran la fibra, las vitaminas, los minerales… y cuando eliminamos esa capa el cereal queda sin nutrientes, además provocará un pico de glucosa en sangre aumentando la cantidad de hidratos de carbono ingeridos a lo largo del día.

¿Cuántas veces a la semana habría que ofrecerles carne, cuántas pescado, huevos, legumbres…?

Vaya por delante que la carne roja tiene un consumo máximo de una vez a la semana, y que si no se consume no pasa absolutamente nada. No habrá ningún déficit nutricional, ni afectará al crecimiento ni al desarrollo del niño en ningún aspecto. La carne roja no debería de consumirse en los comedores escolares, ya que a la hora de confeccionar estos menús hay que tener en cuenta el entorno alimentario en el que vivimos.

Al igual que con la carne roja, pero todavía haciendo más hincapié, nos referimos a todos los embutidos (chorizo, jamón serrano, jamón cocido, jamón york, salchichón, chorizón, mortadela…). En ningún caso deberían de hacer acto de presencia en un menú escolar ya que el consumo de carne procesada se relaciona con diferentes tipos de cáncer, entre ellos el colorrectal, cáncer con mayor incidencia en algunos sitios de nuestro país, como por ejemplo Galicia).

Un ejemplo de la frecuencia que debería de presentar un menú escolar sería: un día debería de ofrecerse huevos, otro día pescado blanco, otro día pescado azul, otro día legumbres y, por último, un día de carne blanca.

El postre debería de ser siempre la fruta, la fruta es el postre ideal, y se debería de consumir como mínimo 3 veces al día. Para variar, podría ponerse un día a la semana un lácteo como postre, y mejor todavía si éste va acompañado de fruta, pero siempre lácteos enteros y naturales sin edulcorar ni endulzar.

Y ¿un comedor escolar ecológico es mejor?

En muchas escuelas se usa el reclamo de que en sus menús escolares solo usan productos ecológicos, pero, ¿quiere decir eso que el menú sea sano y correcto nutricionalmente? Pues no, ecológico no es sinónimo de saludable. El azúcar, el aceite de palma, las harinas refinadas… pueden ser de origen ecológico y los efectos para nuestra salud serán los mismos que los de productos no ecológicos, por eso, aunque la comida sea a base de productos ecológicos deberá cumplir igualmente con las características explicadas antes.

Otro comodín es el de la cocina propia, si un centro tiene cocina propia pero el menú no está equilibrado, ¿de qué nos sirve? ¿Es eso un valor de calidad?

Papis, mamis, ¡no esperéis para exigir menús equilibrados y saludables para vuestros peques!