Cómo conseguir que disfruten de la fruta

¡Cómete la fruta!, no gracias. Es importantísimo que nuestres hijes coman fruta fresca a mordiscos, pero así no. Obligándoles, coercionándoles, usando un tono imperativo y desagradable o de súplica, no. Entonces, ¿cómo conseguir que disfruten de la fruta?

De nada sirve insistirle a tu hije que coma fruta si tu no la comes. Vas a malgastar tus energías y a conseguir más bien poco y mal. Poco, porque la probabilidad de éxito es reducida y mal, porque el aprendizaje y la lectura que hace tu peque sobre la ingesta de frutas es del todo incorrecta.

O, ¿qué piensas tu, cuándo alguien te insiste día si y día también en hacer algo que no quieres hacer ya sea porque no te guste, no te apetezca o por el motivo que sea? ¿Qué pensamientos te vienen a la cabeza? ¿Qué reacción te provoca? ¿Cómo te hace sentir?… Ponte en su lugar.

Estoy casi segura que tus respuestas encajan en la línea: ¡qué agobio!, ¡qué hartura!, ¡qué plasta!, etc… si es así, ¿para qué seguir malgastando tus energías y tu tiempo? Cambia el chip porque, sobretodo, esta manera de actuar es contraproducente.

Nuestres hijes no son robots a los que debemos dar órdenes. Eso para empezar. Nuestres hijes son seres humanos dotados con un cerebro cuya principal misión es la supervivencia de ese ser humano, con lo cual tienen la capacidad suficiente de pensar e integrar todo aquello que les permita sobrevivir, y la aceptación por su grupo de referencia es una de ellas.

Habla menos y actúa más

Si los adultos que le rodean comen fruta, comerá fruta. Porque aprendemos por imitación y porque queremos sentir que pertenecemos. Y comiendo la fruta que nuestros adultos de referencia están comiendo, nos hace sentir iguales. Esta es la principal forma para conseguir que disfruten de la fruta.

Aparca el discurso. Ni les insistas en que tienen que comerse la fruta (quien dice fruta dice el plato que tengan delante) ni les des la chapa constantemente con los beneficios de la fruta. Te han oído decirlo mil veces y qué pasa?

Cómela tu y ofrécele. Sin palabras. Solo el humilde y sencillo gesto de ofrecer un trozo de fruta cortada. Cualquier hora del día es ideal para comer fruta. Puede que le apetezca en ese momento o puede que no. Lo respetamos y no insistimos más. Si tienen hambre, ya la cogerán de nuestro plato. Ningún ser humano va a pasar hambre teniendo alimentos a su alcance. Eso sería ir contra natura, porque como ya hemos dicho, nuestro cerebro está programado de serie para luchar por la supervivencia.

El día tiene muchas horas y en vez de ese discurso que no escuchan, busca otros momentos y usa otros recursos como cuentos que, además de fomentar el buen hábito de la lectura, nos permiten transmitir de manera amena y en un contexto agradable, el mensaje de lo importante que es comer fruta y en estos ratitos enriquecedores con tu peque sí puedes explayarte si os apetece.

La lucha de poder

La imposición lleva al desafío. La prohibición despierta el deseo por aquello prohibido. Y comer por encima de nuestras posibilidades nos puede llevar al sobrepeso, a la obesidad y a sus enfermedades asociadas.

Nuestra obligación como cuidadores y como sus adultos de referencia es proporcionarles alimentos sanos y cocinados a su vez de una manera saludable. Ofrecérselos y ponérselos a su alcance y serán elles quienes decidan qué escoger de aquello ofrecido y cuánta cantidad.

Si hasta ahora, que comiese fruta era una lucha, es el momento de empezar a cambiar y revertir la situación. Una rutina puede ser: lavar la fruta, pelarla si es necesario, cortarla y disponerla bonita en un plato. Invita a tu peque a la cocina a realizar estas acciones, pero si no quiere, no pasa nada. Y así cada tarde. Puedes ponerla en la mesa o en el suelo a modo de picnic. Prevé y adelántate a ese momento crítico cuando empiezan a decir “tengo hambre”.

No esperes milagros si la dinámica de la lucha para que coma fruta lleva tiempo instaurada. Cárgate de paciencia y sigue cada tarde la misma rutina de preparar la fruta, sentaros en familia y compartir un ratito de relax y complicidad comiendo fruta fresca a mordiscos.

Aquí os dejo algunas actividades que se pueden hacer para ir experimentando con ellas:

  • Crear una composición en el plato con la fruta
  • Agruparla por colores
  • Adivinar qué fruta es: con los ojos cerrados olemos y saboreamos
  • Nos cuidamos: yo doy de comer a mi peque y mi peque me da de comer a mi

¿Qué más ideas se te ocurren? ¿Cómo hacéis en casa para conseguir que disfruten de la fruta?


Autor: Pepy Casanova, Dietista (COPTESSCV-2132)

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