¿CÓMO ES LA ALIMENTACIÓN EN LAS EXCURSIONES DEL COLEGIO?
Los nervios la noche anterior, las ganas porque llegue la hora de despertar. La impaciencia por levantarte, asearte y prepararte para desayunar. Todo, para que llegue cuanto antes el momento de partir hacia la excursión que llevas esperando desde hace tiempo.
Quién de nosotros no ha vivido una situación similar en algún momento de su vida. Los niños, a menudo como parte de la opción multidisciplinar e integradora de la educación acuden a actividades en las que, desde una perspectiva pragmática, pueden apreciar los conocimientos que han ido adquiriendo a lo largo de meses.
Y bien, resulta atractiva porque supone una ruptura de la continuidad que se viene sucediendo. Un cambio de rutina en la que se sale del centro, se convive con compañeros de otros grupos y cursos, e incluso de otros colegios y ciudades.
Todo ello, supone una sensación de satisfacción en el alumno, que con el tiempo creará una asociación, desde una perspectiva psicológica, en la que se genera bienestar y placer ante el planteamiento de este tipo de actividades.
Pero es desde ahí, donde los niños pueden llegar a asociar excursiones y ocio con ciertos alimentos que están presentes en sus mochilas en dichas actividades.
¿Una excursión supone una situación en la que haya que variar la rutina alimentaria de un día normal? ¿Se debe alterar el tipo de alimentos que se consumen? ¿Es una actividad festivo-lúdica en la que debemos dar “caprichos”?
Desde estos planteamientos se va a tratar de analizar las circunstancias que se dan en estas salidas.
¿CUÁNTA COMIDA LLEVAR?
Si se trata de una actividad con el mismo horario lectivo, ¿tiene sentido llevar más cantidad de la que se suele llevar al colegio?
Bajo una perspectiva práctica: no. Se podría llevar el mismo desayuno que normalmente se lleva al colegio, puesto que el tiempo que va a transcurrir es el mismo. No obstante, si el tipo de actividad que se fuera a realizar es moderada o intensa, se podría optar por otro tipo de desayuno que complete o complemente ese aporte energético. Lo preocupante, es que los alumnos llevan la mochila cargada de comida y bebida cuando realmente esto, a priori, es innecesario.
¿HAY QUE COMERSE TODO?
Ahora bien, partimos de que ya llevamos más de lo necesario, ¿debo terminar todo lo que me han echado?
No. No debemos ofrecer a los niños una oportunidad para comer y comer, sino que debe prevalecer el sentido común y la educación que se haya ofrecido en cuanto a comer lo necesario y no todo lo que pueda.
Existe un pensamiento por parte de los niños en aprovechar una situación especial para atiborrarse con todo aquello con lo que han cargado su bolsa. Esto es peligroso puesto que una excursión es un evento especial, pero no por ello ha de asociarse con alimentarse más o mal.
Y esto en parte es debido a que el desayuno que se lleva al cole es bastante distinto al que se pueda llevar a la excursión. La presencia de bebidas azucaradas y refrescos, snacks, bollería, además de dinero para “caprichos” es bastante común. Frente a esto, la presencia de frutas, frutos secos o lácteos en el recreo.
Todo esto unido al deseo de los padres a complacer a los pequeños ante una situación especial, que en parte va mermando en la mentalidad de los más pequeños, asociando distinto a dejar de lado sus hábitos.

¿QUÉ OPCIONES LLEVAR?
Ante todo esto, ¿cuál sería la mejor alternativa?
Existen multitud de posibilidades en cuanto a la sustitución de alimentos poco saludables, por otros realmente nutritivos y más respetuosos con la salud, pero la principal alternativa es la educación. Una salida escolar no supone modificar hábitos alimenticios, pues estos deben perdurar. Hay que tratar de extraer la importancia de mantener conductas saludables en todo tipo de situaciones más allá del tipo y temática, puesto que lo que prevalece es el bienestar de la persona y ello, solo es alcanzable si se asumen ciertos hábitos que favorezcan una alimentación variada y saludable acompañados de actividad física.
Por parte de los padres, se debe valorar el tipo de actividad que se va a realizar para elegir entre las distintas opciones. Por parte de los docentes, sería beneficioso tener capacidad para aconsejar a las familias y a los propios niños, no solo en ocasiones puntuales, sino de manera continua. Y ello, solo es posible si existe formación. Estamos ante un serio problema, y las escuelas son herramienta fundamental para poder redirigir el camino, de manera comprometida y sostenida en el conocimiento.
Autor: Francisco Jesús Pecero (@frunning12) . Profesor de primaria de Educación Física y Ciencias del Deporte; y profesor de Primaria de Audición y Lenguaje.
¿Te gustaría mejorar la formación sobre alimentación de los docentes de tu centro o el de tus hijos?